Seguro que más de una vez tu interior ha estado como una montaña Rusa, con subidas y bajadas.
Un día serás un mar en calma y al día siguiente puede estallar una tormenta en tu interior.
Una tormenta que no permitirás que sólo sufras tú, sino que por desgracia harás que salpique a los que te rodean, aquellos que tantos quieres o incluso a los que no conoces.
Todos en definitiva tenemos un Poseidón interior.
¿Pero sabéis qué?
Jamás renunciaría a mi Poseidón interior.
Porque a veces te ayuda a ver quién realmente te quiere por como eres.
Quién te comprende en tus días malos y buenos.
Quién te apoyará siempre.
Y quién en definitiva no te abandonará.